jueves, 2 de julio de 2009

El delirio perpetuo de la esperanza.

Palabra de lector. Carta enviada a la redacción de este blog.


Las noticias rebotan dentro de nuestra consciencia; que si hay niños muertos y quemados a causa de negligencia y/o indiferencia, que si la muerte de “Carlos” pudo haber sido evitada con una labor previa de ”atención” al delito, que si es pederasta ó genio, que si Adrian va a romper la marca de Vinicio, que si puedo encontrar los precios más baratos en la bahía de piratas…



Encuentro fascinante nuestra predisposición a nunca intentar buscar el significado. Los hechos vienen y se van, nosotros permanecemos igual. Esa barrera impenetrable de nuestra consciencia que, únicamente, puede ser destruida desde adentro. Nuestra falta de empatía al mundo que nos rodea nos define más de lo que estamos dispuestos a aceptar.



Vamos transitando por nuestras vidas viendo destellos en el horizonte, los contemplamos por su color y la magnitud de su luz. Son eventos pasajeros. Su tiempo de vida es proporcional a nuestro interés por su significado. Intrascendente. A menos de que se dirija directamente a nuestra barrera y contemplar si, por si sola, es capaz de derrumbarla. No tiene consecuencia, es olvidado.



Constantemente basamos nuestro propio propósito en la esperanza del porvenir. Esa fantasía caprichosa que nos da un sentimiento de confort irremplazable. Hace bastante tiempo que expiró su fecha de caducidad, pero nosotros nos aferramos a ella como un último vínculo hacia la posteridad.



La autocrítica es una fulana, la introspección un espectador y la respuesta sólo vale por la búsqueda. Los destellos buscan ser pretextos para contemplar algo que no quiere ser deseado ni comprendido y llevarnos a ese minúsculo instante en que, para cumplir su propósito, toque nuestra capacidad de asombro.

R.R.G.A.

2 comentarios:

  1. MEMORIA DEL PORVENIR.......Radio Futura

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  2. Fantastico articulo, brillante, sorprendente, conmovedoramente auto-consciente. Me ha hecho revolverme incómodo en mi sillón. Te lo dije un día delante de una chela, y te lo vuelvo a repetir. Una joya.

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