domingo, 28 de junio de 2009

Veritas I. Mentiras, patrañas, pamplinas.

La RAE define la mentira como expresión o manifestación contraria a lo que se sabe, se cree o se piensa.

Según Harry G. Frankfurt, es posible externar creencias o pensamientos que pueden no necesariamente ser ciertos, sin incurrir en la mentira. Para ser un mentiroso es condición indispensable conocer la verdad, y torcerla con un fin determinado.

Charlatán es aquel que habla mucho sin sustancia. La motivación de la charlatanería es la pretención. El charlatán miente sobre hechos concretos, sobre situaciones, sobre su estado de ánimo o cualquier otro tema para dar una impresión distinta de sí mismo. El charlatán se vuelve esclavo y amo en de su incontinencia verbal.

En cambio, el embustero tiene como objetivo engatusar. El embustero estructura sus argumentos para que se ajusten a una realidad aparente, a sabiendas que sus dichos son falsos. Crea círculos viciosos donde sus argumentos se vuelven ciertos a partir de otros argumentos igualmente falsos.

En las tertulias entre varones el embuste es un valor entendido, un juego. El pescador magnifica la talla y el peso de sus capturas, el delantero pondera sus goles, el donjuán la belleza de sus enamoradas y todos exageran sobre las dimensiones del príapo. El orador en turno, se deleita embelesando a sus contertulios, quienes a su vez, se resisten a creer.

Entre machos el embuste es válido, siempre y cuando todos los convidados alardeen de tal o cual tema sin prestarle la menor importancia al mismo. El fin de las pamplinas tertulianas es pasar un buen rato y arrancar algunas risas.

Sin embargo, si algún incauto lo considera verídico, el embuste puede tener efectos insospechados. Independientemente del candor de la pamplina, se vuelve mentira al engañar al receptor. La patraña se transmite de boca en boca como verdad, se vuelve chisme que se repite, que crece exponencialmente. El inofensivo embuste tertuliano se vuelve incontrolable para el emisor original, quien tarde que temprano, recibirá una versión corregida y aumentada del mismo. El embustero entonces tiene dos caminos, aclarar el embrollo o asumir el embuste como cierto.

Lo más peligroso para aquel que hace de la mentira un arte, es que puede llegar a creerse sus propias patrañas. La regla de oro del embustero, del charlatán, es nunca hablarle al espejo, nunca escucharse, nunca creerse a sí mismo.…………………..

Es mentira que sea mejor torero con toros de verdad.........J.S.

jueves, 25 de junio de 2009

Amazonas y antropófagos

El 21 de diciembre de 1529, trescientos soldados españoles capitaneados por Nuño Beltrán de Guzmán, salieron a la conquista del noroeste de la Nueva España. Con una escolta de más de siete mil guerreros indígenas, Nuño atravesó el altiplano hasta llegar al territorio que actualmente ocupa Sinaloa, en pos de oro, mujeres guerreras y espléndidas ciudades.

En un poblado de nombre Ciguatán, se encontraron con un millar de mujeres reunidas. Los valientes guerreros cargaron con saña contra las supuestas amazonas. Las nativas corrían despavoridas mientras los confundidos conquistadores no atinaban en atravesar con sus lanzar a las frondosas lugareñas. Una vez pasada el ofuscamiento colectivo, la lanza cedió paso al cortejo, luego entonces al mestizaje.

Días después, algunas leguas al norte, los guerreros de Culuacan preparaban la emboscada. La brava resistencia tahue fue breve. Poco pudieron los arcos, las flechas y los mazos ante la superioridad numérica y el poderoso armamento del invasor.

La ciudad de Culuacan se situaba en las riberas de un río con respetable caudal, que según las relaciones de conquista era......"la mas poblada que se ha visto en el Mar Océano, y más abastecida de mantenimientos de maíz y frijoles y ají y pescado, muy abundosa de algodón. Los naturales della, sobremanera dispuestos, especialmente las mujeres que en toda la tierra del Mar Océano no se han visto otras más hermosas y tan bien dispuestas........"

Después de algunas sangrientas batallas, pillaje, vandalismo, puñaladas por la espalda, epidemias diarreicas y muchas decepciones, se fundó la villa española de San Miguel de Culiacán el 29 de Septiembre de 1531. Con toda la pompa que tan magno evento ameritaba, Don Nuño repartió tierras, derechos y obligaciones entre los colonos. Tiempo después partió en busca de mejor fortuna, dedicándose por tiempo completo a la intriga novohispana.

En 1532 Diego Hurtado de Mendoza y su tripulación desembarcaron en la bahía de Agiabampo, donde los fieros nativos los exterminaron.
En 1533 Diego de Guzmán, sobrino del conquistador, partió de la villa de San Miguel de Culiacán al mando de una expedición rumbo al norte. De oro, mujeres guerreras o ricas ciudades ni su rastro. Algunas tribus serranas hicieron alarde de su delicado paladar, asando castellanos y extremeños a las brasas. Las quimeras de los aventureros se diluían paulatinamente según avanzaban hacia el norte, donde guerreros tahues, cahitas, tehuecos, zuaques y mayos los hostilizaron.

Cruzaron el río Mayo, llegando hasta el Yaqui, donde fueron derrotados por los gigantescos aborígenes. De gran estatura, hoscos, pendencieros y briagos consuetudinarios, los naturales bloquearon el paso de la expedición. El inexistente botín, lo agreste del paisaje y los nada hospitalarios nativos los enviaron de regreso a San Miguel de Culiacán.

La frontera noroccidental de los territorios conquistados quedó zanjada en el río Yaqui. Sonora permaneció inhóspito hasta la llegada de las misiones décadas después. Cuatro siglos después se fundó un poblado en las cercanías del río Yaqui. Algunos de los actuales lugareños son tan hostiles, silvestres y afectos a la embriaguez como sus ancestros.

"Casi toda la gente es de un arte, escepto que los indios de Culuacan tienen mejor ser".........Gonzalo López, expedicionario español en concupiscente búsqueda de mujeres guerreras.