viernes, 27 de febrero de 2009

¿Usar o no usar el bastón antirrobo?

“Pinches ridículos esos que traen BMW y le ponen bastón antirrobo. Se nota que no tienen para comprarse otro” X.X. pensador saltillense. Monterrey N.L.1999

¿Usar o no usar el bastón antirrobo? El desmedido esfuerzo del arribista por encajar con la gente bonita tarde o temprano lo desnudará como advenedizo.

La bolsa Louis Vuitton de la taquimeca, desentona en el vagón del metro que diariamente la transporta. La pluma Mont Blanc pagada en abonos, repudia la bolsa de la camisa mal planchada, donde el engominado gerente del banco la deposita orondo. Que decir del altanero aprendiz de diplomático, que con aspavientos arenga al camarero a traer otra botella de whisky a la mesa VIP, para seis horas mas tarde regatear la cuenta e implorar por un trago de cortesía.

Peor aún, ese tiburón de la avenida que pilotea un BMW a gran velocidad, estropea su imagen de yuppie al colocar el bastón antirrobo. Para el resto de los ricachones, es evidente que su precario presupuesto no alcanza para reemplazar el bólido. Una mente suspicaz podrá pensar que no le alcanza siquiera para pagar el deducible del seguro.

El arribista debe pensar dos veces su estrategia, so pena de enseñar el cobre. El patricio tiene la habilidad nata de reconocer a sus iguales. El paria tarde o temprano será descubierto en sus fantasías burguesas.

En el otro lado de la moneda, y a modo de penitencia, algunos oligarcas pretender renegar de sus privilegios. En franca definición de su renovado compromiso social se exhiben con la élite izquierdoide y la crema de la intelectualidad. No pueden faltar en sus tertulias los canapés de queso Roquefort, caviar y tinto de Bourdeux. La parte insufrible de esta cana al aire antropológica, es cuando toca marchar con guayabera y sombrero. Además del sudor se tiene que aguantar la hediondez de la muchedumbre. Que horror!

Lo que en el jodido se ve ridículo o de mal gusto, en el rico es estrambótico, es una ocurrencia locuaz. La liquidez en la cuenta bancaria – poderoso afrodisiaco- matiza los actos, maquilla la fealdad cual espejito espejito.

En México Lindo y Querido la simulación es el deporte por excelencia. Se adquiere la habilidad de leer entre líneas, de interpretar el tono del enunciado, el lenguaje corporal, los silencios, incluso las risas. Te lo digo Juan para que entiendas Pedro.

Si claro, como chingados no! se traduce en un ni lo sueñes pendejo.

Mi casa es tu casa en realidad significa ahí viene otra vez el huevón ese.

Mañana te pago quiere decir si te dejas te chingo

En México el lenguaje directo y frontal suele ser ofensivo, y el mexicano se especializa en coleccionar rencores. Dichos rencores son regados diariamente con lágrimas, cizañas, intrigas, chismes y alucinaciones. Como mecanismo de defensa, se aparenta ser lo que no es, se dice lo que no se piensa, y no se siente lo que se dice. Ni si, ni no, sino todo lo contrario. Por todo esto la recalcitrante honestidad de X.X. cala hondo.

jueves, 19 de febrero de 2009

Crónicas de ignominia : un inexperto provinciano.

De antemano ofrezco una disculpa por las palabras altisonantes que atenten contra su pudor.


Quiero recalcar que el término provinciano es inapropiado en nuestro caso, ya que nuestra república se compone de estados y no de provincias como en la madre patría (monarquía palarmentaria), pero la uso para estar ad hoc con el argot chilango.

Tras doce horas manejando desde la pintoresca Isla del Carmen hasta la gran Tenochtitlan, siendo las 6 de la tarde una gota de Gatorade escurría por mi mejilla, abriendose paso entre migajas de barritas de fresa y McMufffin de huevo con salchicha. Las huellas de la batalla se hacian patentes en mi agotado rostro.

Tras constatar la belleza de la avenida Zaragoza, asombrarme con el florido lenguaje oral y corporal de los tenochcas, asi como la pericia de sus choferes, me encontraba siguiendo las atinadas instrucciones de mi sensei Avestruche cuando me sorprendió una luz roja en la entrada al viaducto.

De pronto salió de la penumbra una figura de abultada protuberancia abdominal
vistiendo un vetusto traje cafe. De tez morena, talla pequeña, con lentes oscuros a la usanza de Poncharelli y dientes putrefactos que seguramente no han sido presentados formalmente con dentrífico alguno. El singular personaje héroe de nuestro relato era un celoso guardian del orden público, presto servidor de la sociedad quien asegura que nuestra convivencia sea regulada por la infranqueable ley de transito, modelo de derecho romano y evangelio de nuestro transitar por las vialidades metropolitanas. Un tamarindo.

Este rollizo mozalbete, me invitó amablemente a que estacionara mi vehículo en la orilla de la banqueta (zona prohibida).Con la misma amabilidad solicitó le presentara los documentos del vehículo y mi licencia de conducir.


Al revisar mis documentos, un gesto de admiración se dibujó en la careta del tamarindo mientras un extraño fulgor iluminó su dentadura. Era el delicioso olor a dinero fresco, dinero gratis, dinero fácil. El muy cabrón antes de tenerlo en sus manos ya se lo estaba gastando en sus fantasías de padrote de barrio.

Tras un breve resumen del código de transito de la Ciudad de Mexico enumeró las penas estipuladas por cada una de las faltas cometidas a dicho reglamento. Con su seductora sonrisa me incitó a contribuir con la mejora de su economía familiar, " ayudarme a ayudarte güerito, ponle dos mil y te dejamos ir, pero eso si, mañana saca su verificación eeehhhhhhh".

Mi primer alegato para escabullirme de las garras de ese zopilote falló rotundamente. "Oficial, en Veracruz no es obligatoria la verificación vehicular,".......... De su libreta saltaron alegres cientos de papeles en estricto orden alfabético y separados por lenguetas abigarradas (post it). El hampón contaba con documentos originales de tarjetas de circulación, licencias de manejar, engomados, verificaciones vehiculares, y otras curiosidades, de todos y cada uno de los estados del país.

En ese momento sentí admiración por el empeño y la dedicación que el policía invierte en joderle la vida al prójimo. Tras un breve estira y afloja, un irresistible 50% de descuento cerró un negocio redondo.

Le tomó cuatro minutos al hijo de su reputa madre, despojarme de mil pesos. Le tomó tan solo cuatro minutos. Yo no puedo terminar de cagar en 4 minutos y el muy hijo de la chingada me robo mil pesos. Eso es dinero rápido, ni los brokers en Wall Street.

A cambio, mi carnet de asiduo colaborador de Transito, una ticket cortado a la mitad, con la leyenda, Distrito Federal, Seguridad Pública, La Ciudad de la Esperanza. Sistema de Infracciones.Y de puño y letra de nuestro regordete tamarindo, X-3-K4 Z-I 18 05 05. Ese ticket fué mi pasaporte a la libertad y mi pase VIP para el resto del fín de semana.

Esa pinche luz roja- maldito semaforo sincronizado- maldito Viaducto, maldito seas Insurgentes, que un rayo les atraviese el culo a todos los transitos de la ciudad de México. Rayito, chinguen a su madre tú y tu ciudad de la esperanza.


Mexico DF, jueves 18 de Agosto del 2005